Después de unas semanas en blanco, por fin pudimos escaparnos unas horas de la ciudad gris y pusimos rumbo a la costa. Nuestro destino, Sitges, una ciudad conocida por el turismo y por su festival internacional de cine.
Durante el pasado domingo, nos dedicamos a recorrer las calles del centro histórico sin mapa y sin rumbo fijo, descubriendo una ciudad preciosa llena de edificios interesantes en la que perderse en otoño.
Porque nunca habíamos estado allí. Algo raro para sólo estar a una media hora en coche desde Barcelona. La ciudad es muy famosa por su carnaval, además del festival de cine o sus playas en verano. Por una cosa u otra, ningún plan nos había llevado antes hasta allí, por lo que, cuando el pasado domingo me levanté con ganas de salir, de disfrutar de la calma del domingo en un sitio desconocido y le propuse a D. el plan, no se negó y rápidamente nos pusimos en marcha.
Tuvimos suerte, porque al salir de casa el cielo amenazaba lluvia, pero al llegar a la costa tan sólo nos encontramos con un cielo algo encapotado y una temperatura suave que nos dejó disfrutar de largos paseos sin pasar nada de frío.
Dónde comer en Sitges: las tapas japonesas de Yatai
Tras tanto callejear, nos entró hambre. Era el momento de encontrar un buen sitio para comer y de eso siempre se encarga D., que es un apasionado de la gastronomía. Así que se puso a investigar por TripAdvisor, y entre todos los restaurantes y bares disponibles, eligió un plan A y un plan B.
Nuestro plan A estaba cerrado al público debido a una celebración familiar. Y el plan B tenía todas las reservas cubiertas, así que estábamos en medio de una ciudad que no conocíamos, con hambre y sin lugar en el que comer. Por suerte, en la misma calle de nuestro frustrado plan B encontramos las respuestas a todas nuestras preguntas… Y la solución a nuestros estómagos vacíos: Yatai.
Yatai es un restaurante de comida japonesa para llevar, pero comida japonesa de verdad, ya que este restaurante nace de la mano de un chef japonés y su hermano, junto a una ilustradora catalana.
El olor de sus platos inundaba parte de la calle, y con lo amantes que somos D. y yo de la gastronomía japonesa, no dudamos en entrar y hacer nuestro pedido: un bol de arroz con pollo al curry, un bol de yakitori-don, unas gyoza, y unas taroyaki de pulpo. Mientras esperábamos que estuviera todo listo y observábamos como trabajaban los cocineros, una camarera muy amable nos acercó unas tazas de té para hacer más amena la espera.
Ya con nuestro pedido listo, volvimos al paseo marítimo, nos sentamos en un banco y disfrutamos de una comida maravillosa con las mejores vistas de la ciudad.
Ya con el estómago lleno y feliz tras comer tan bien, decidimos dar un paseo tranquilo hacia el coche, parándonos a seguir observando cada rincón de la ciudad. Así vimos a un niño valiente. El más valiente del mundo, que no dudó en quedarse en bañador y meterse de cabeza en el agua. También descubrimos un pedacito del paseo marítimo de San Sebastián, una ciudad con la que Sitges comparte la pasión por el cine.
Y mientras nos alejábamos del centro, no podíamos dejar de mirar hacia atrás para guardar en la retina el paisaje del que estábamos disfrutanto tanto. Dejábamos el mar.
Así fue nuestro domingo, muy mediterráneo. Y tú, ¿conocías Sitges? ¿Has estado allí en verano o en el festival de cine? ¿Nos recomendarías alguna visita, plan o restaurante que no deberíamos perdernos en nuestra próxima visita? ¿A qué lugares te gusta escaparte en otoño?
The post Un domingo conociendo Sitges appeared first on Un arma precisa.